La violencia, como una triste melodía disonante, destruye vidas y sueños en esta ciudad hermosa y contradictoria, donde la efervescencia y el crimen se entrelazan en una euforia desgarradora. El narcotráfico acecha, insidioso y artero. La ciudad registró, durante el año 2022, doscientos ochenta y siete (287) homicidios dolosos, dando una tasa de 22 muertes dolosas cada cien mil habitantes, la más alta de su historia. Por décimo año consecutivo se ubicó como la más violenta del país, casi sextuplicando la media nacional.
La impunidad impera, el clamor de justicia es susurro. En cada esquina, las vidas se desvanecen en el oscuro. Y otra vez, noticias desgarradoras de familias destrozadas, de una sombra que consume sueños, convertidos en nada.
Rosario, cuna de artistas y talento infinito, hagamos de ella una sinfonía brillante y sencilla.
Franco Ricciardi
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